Terminé de pasar la aspiradora, pues era necesario. Hace tres días que la página web del hotel, me tiene atrapada en un juego divertido y, debo confesar, sorprendentemente interesante. Así que me dejo llevar por el tiempo, sin ver las manecillas del reloj que me han metido en un mundo surrealista que es muy mexicano. Ni me asusta, ni me preocupa... La página Web del hotel y, por supuesto, la esperanza de que ustedes nos visiten, han creado la magia de que el reloj de Carmen tenga ¡48 magníficas horas!
La única pregunta que me inquieta es... ¿envejeceré más rápido? y me río.
Después de realizar las tareas domésticas que a veces quisiera ignorar y, hacer unos leves cambios en mi estudio-recámara; tuve que sacar a mi perrita Selma que es mi secretaria durante mi jornada laboral. Ella más que nadie, oye mis aplausos cuando al colocar su reservación, me doy cuenta que “no metí la pata”; ella más que nadie, me ve seriamente y me dice “oye que debo mear (es valenciana) y, si no quieres que te manche lo que has limpiado, debes llevarme al parque”; ella más que nadie, se percata de mis progresos y me observa cuando al sentir hambre, voy a la cocina y regreso con ustedes, acompañada de una copa de vino (no muy grande porque me mareo) y, pruebo ese jamón ibérico que me inspira más, si cabe. ¡Uffff! que no se entere la cecina oaxaqueña!
Así las cosas, se me pasa el día; quiero decir, los dos días que actualmente vivo.